Requiem por Kiko
Por
Dante E. Zegarra López
A las 10 de la noche del martes 18 de
septiembre dejó de existir en Arequipa Julio Carlos Enrique Mendoza Núñez.
Empresario y político, deja un vacío no solo en su familia y amigos, sino
también una ruta de vida marcada por el optimismo y la lucha.
Como político, militó en las canteras
de Acción Popular. Integrando sus listas fue electo como diputado por Arequipa
en dos oportunidades. La primera de ellas en 1962, cuando el golpe militar del
general Pérez Godoy, le impidió ejercer el mandato popular. Luego, en las
elecciones de 1980 obtuvo un apoyo arrollador en las urnas.
Kiko, como amicalmente fue conocido,
presidió las comisiones de Agricultura, Minería y Economía, donde hizo
importantes aportes para el desarrollo de esas actividades. También aportó en
el manejo parlamentario como Vicepresidente de su cámara.
Como hecho singular, Kiko fue
enterrado el mismo día que el Congreso de la República, recordaba sus 190 años
de creación, el jueves 20 de septiembre.
Lector infatigable, estaba al
corriente del pensamiento filosófico más actual. En esa línea fue un clásico.
Siguió el pensamiento griego y trató de aplicarlo en su vida privada y pública.
De allí que fue un demócrata de viejo cuño. Lo fue, por su compenetración con
los clásicos, como por su ancestro, pues fue hijo del diputado por Moquegua,
Ing. Miguel Enrique Mendoza Pinto. Tres de sus siete hijos intervinieron en
política, dos de ellos, llegaron a la representación nacional: Juan Carlos
Miguel y Zoila Lourdes.
Respetuoso de la opinión de los demás,
supo alentar y apoyar a sus hijos que tuvieron pensamiento político diferente
al de él, como a aquellos que no les interesaba la política partidaria.
Batallador, nunca se amilanó ante los
retos que le puso la vida. Luego de ejercer la prefectura de Arequipa, con
singular acierto, y defenestrado por el golpe militar del general Juan Velasco
Alvarado, sufrió el expolio de su hacienda familiar.
Desde sus experiencias en el campo
ganadero en Puno, hasta las que obtuvo en el algodonero, supo superar los
retos, convirtiendo a las empresas que tuvo a su cargo en exitosas. Con ellas
estableció récores de producción.
Fue miembro de la Junta de Obras
Públicas y de la Junta de Rehabilitación y Desarrollo de Arequipa, donde aportó
con ideas revolucionarias para su época. Fue el impulsor de la creación de la
Deshidratadora de Alimentos y, de la apertura del mercado agrícola de Arequipa
hacia el mercado japonés.
Cuando ejerció, como gerente técnico
de la Deshidratadora de Alimentos, impulsó el cultivo y la exportación de la
liliácea chimes, muy parecida al puerro local.
Dio apoyo e impulso al desarrollo de
la minería de la región a través de su empresa Mendoza Asociados.
Posteriormente incursionó en el campo de las comunicaciones, Así, fue
co-fundador de Canal 8 de Televisión y del diario Arequipa al día.
En su afán por lograr el desarrollo de
la región, impulsó una serie de proyectos que lamentablemente, por diversas
circunstancias quedaron en el papel, como una fábrica de dinamita en Yarabamba
con los ucranianos, el transporte en monocarril aéreo con los franceses o el
teleférico al Misti, que dejó en manos del Gobierno Regional.
Dialogante, apabullaba a sus
interlocutores con datos estadísticos y con conocimientos técnicos que no dejaban
de bullir en su cabeza y que soltaba en sus diálogos que siempre terminaban en
un monólogo de reflexiones filosóficas con fuerte dosis de los clásicos
griegos.
Su familia, Arequipa y el Perú
estuvieron siempre en su mente. Fue un clásico patriarca, actitud que le venía
de sus ancestros que en Arequipa llegaban a entroncarse directamente con Juan
de la Torre, uno de los Trece de la Isla del Gallo y hasta ïñigo López de
Mendoza, marqués de Santillana en la España, donde fue considerado miembro nato
de la Sociedad de Hidalgos.
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